Bienvenidos al baile de máscaras, al desfile de los cuerpos sin alma, la mirada salvaje y la tentación.

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martes, 28 de agosto de 2012
Don't let me down
La luna se esconde de mi. Se cubre tras las nubes blancas que se tiñen de azul con el reflejo de la maldita luna. Algo malo va a pasar. Lo sé. A pesar de ello, me arriesgo. Maldita la hora en la que envié ese mensaje. Hace un rato recibí lo que creo que era la respuesta y eran palabras vacías. Ese jodido escalofrío que creí olvidado me invadió. Los pelos de punta, algo recorría mi ser. Se generaba en mi columna vertebral. Cada vertebra parecía que se iba a salir de mi cuerpo, todas acaparaban mi protagonismo hasta el punto de doler, luego las costillas. Mi corazón se paralizó al ritmo que mis pulmones quedaban vacíos de oxigeno, vacíos de vida. Y yo, la valiente, no quiero escuchar los latidos de mi corazón y ese pensamiento matándome por dentro. A si que le doy al play, suena You Are The Only Exception. Maldita sea. Benditos momentos, ahora echo de menos derramar estas lágrimas abrazada a mi amor y con esta canción de fondo. Cantando en mi oído : You are the only exception, me agarra mas fuerte. Quiere hacerme creer que no estoy sola, que él está conmigo, mi amor. Ahora estoy sola. Y más recuerdos vienen a mi. Si Te Vas, es la próxima en mi lista de reproducción.¡ Joder ! ¿Por qué lo bueno dura tan poco? No necesito que me digan lo buena que soy, y lo que me quieren. Solo pido un abrazo. Un abrazo de verdad, que con solo abrazarme me diga: estoy aquí pequeña, no te preocupes por nada. O una mirada que me haga saber que existo. Que me hable sin articular palabra. ¿Sabes qué es lo peor? Que no he dejado ni un minuto de pensar en esos momentos. Mira que no soy creyente, pero no he dejado de rezar porque algún día fueran parte de mi día a día. Me aterra tener que pasar otro invierno sin esa mirada, sin abrazos sin venir a cuento a las tantas de la madrugada. Me aterra pensar que en esa ciudad de un sueño, en que ya hay gatos que te arañan la espalda, que te descubren en una noche de luna llena, que te roban un beso y un te quiero en cualquier parte sin pensar que el resto de felinos están observando con sus pupilas dilatadas. Los tejados, las ferias, el prometido diciembre que no llega, todo sin ti. Escribo, confusa, que un sábado cualquiera dos gatos salieron dejando a un lado el dolor que sus almas había sufrido anteriormente. Un abrazo que me estremeció. Una sonrisa, un beso en la mejilla. Su aliento, su respirar en mi cuello y sus manos en mi cintura. -Ingenua. Absurda soñadora. Demasiados cuentos en tu cabecita loca. Sacia tus ganas de vivir. Pero no sientas más de lo necesario.- decía el ser que se adueñaba de mis pensamientos. Pero no, nunca fui capaz de controlar al idiota que se aloja en mi caja torácica y que descansa entre ambos pulmones. El manda. Ahora me queda ser fuerte y plantarle cara a la realidad, buscar un motivo por el que luchar.Es posible que algún día te encuentre por esos pasillos de aquel lugar al que llamo cárcel, o por aquel pueblo de cuento, quizás no te acuerdes de mí, de mis ojos, de mi pelo, de mi sonrisa.. Puede que cambie de dirección, de nombre o puede que mi vida se base en buscar los todos los momentos perdidos, en escribir mi historia jamás vivida o simplemente me fugue y sea quien siempre desee ser.
Quiero creer que esto es sólo un capítulo más.
-Nothing will ever be as before-
jueves, 16 de agosto de 2012
La caja de Pandora
Tumbada, con la mirada perdida. Intentando recordar, intentando olvidar. Pensar en el pasado, en el futuro, pero siempre intentado que sea con una sonrisa. No sería agradable pensar en lo malo. Aunque a veces sin poder evitarlo, alguna que otra lágrima se desliza por mis mejillas y me hace reaccionar. Tengo en mi cerebro una especie de caja de Pandora que tiene una utilidad o significado parecido al de los griegos. Siempre intento guardar en esta cajita las cosas malas, todos esos malos momentos que nunca queremos recordar. Sigo en el mismo lugar. Está amaneciendo. Las nubes estallan.Dejan ver un día nuevo. La oscuridad ha sido derrotada. Ahora brillará el sol y mis lágrimas se secarán. Sólo intento recordar todos los momentos posibles que pasé con el hombre más bonito, al que más echo de menos cuando estoy mal y cuando está toda la familia reunida. ¿Por qué mi maldita memoria de pez no puede recordar nada? Ahora mismo me odio. ¡Maldita sea, no fue hace tanto! Quizás diez o doce años atrás. Aunque teniendo en cuenta mi edad puede que eso sea demasiado. Aunque curiosamente si recuerdo algo. Recuerdo el momento de llegar a casa. Sentado en el sillón con una sonrisa. Y siempre, siempre decía lo mismo al verme,-¿Dónde os habéis encontrado a esta morilla, en la calle?- Sonreía y me abrazaba, me daba un par de besos y yo siempre contestaba- No, abuelo, soy yo- Ah! es verdad, no te había reconocido, respondía. También recuerdo esos cerditos de plastilina que hacía, sí. Le ponía palillos en las patas para que se tuviese en pie. Me encantaba su forma de ser, siempre alegre, esa sonrisa que ni a tiros se la quitaban. Creo que en eso si me parezco a él. El era un hombre fuerte, yo intento serlo.
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