¿Te has llegado a sentir alguna vez como un artista después de su mejor actuación o cómo un niño el día de su cumpleaños mientras abre esos enormes regalos envueltos en papel de colores que esconden un mundo inimaginable? Pues si no es así, deberías probar. Es magnífico sentirse luciérnaga en una noche de plena oscuridad donde sólo la luna y las estrellas marcan el rumbo. Dejarse llevar siempre es la mejor opción.
Me contó secretos que jamás podrás imaginar. Me hizo sentir libre y grande. Me enseñó que debo alejarme de los monstruos que no me hacen bien. Me contó la forma ,la fórmula secreta para lograrlo. Ahora ya no tengo miedo, ya sé lo que tengo que hacer.Sé que tendré el mundo entre mis manos.
Miro hacia un lado y luego me centro en su mirada. Se queda sin ojos cuando se ríe y eso me encanta. Me gusta verle sonreír. Y un paso detrás del otro, encontramos el sitio donde tomar algo. Mi mirada aún es tímida, sonrío sin que se note demasiado. Miro el móvil, no ha pasado ni un minuto desde la última vez que lo miré. Me hace una pregunta y tras responderle se me escapa una sonrisa y me acusa de ello. Luego me llama cría y eso me enerva, salto como una loca. Pero en realidad me gusta, me gusta que me pique. Al siguiente día volví a cruzarme con su mirada. Un cartel anuncia el acceso directo hacia el cielo solo hay que caminar ascendiendo unos metros y será tuyo, solo tuyo . No hay motivos para no soñar. Cierro los ojos y le siento en cada nota, cada sonido que mis oídos perciben. Siento un escalofrío rodeándome cada vértebra luego llega hasta mi nuca y me susurra al oído. Se acerca la hora de la verdad. Ha sido un día largo. Unas horas más tarde amanece un nuevo día. Todos parecen agitados, caminan de un lado para otro con los nervios a flor de piel. Es el momento, me sitúo en mi lugar y me dejo asombrar como si fuera la primera vez que lo siento. Vuelve a mi ese escalofrío que la noche anterior inundaba mi cuerpo. Hace un poco de frío digo bajito. Todo ha sido un éxito, un éxito merecido. Solo se ven flashes por todos lados, inundan su persona, aplausos y ovaciones retumban en su alma, su alma pura vestida para la ocasión. ¿Quedamos en un rato? Es mi momento, es el momento de sentirle de nuevo.Una calle llena de luces brillantes. Carteles luminosos tratando de llamar la atención Un trago que otro. Una copa, quizás otras más después. Sentir el eco de su sonrisa, todo a cámara lenta y algo desenfocado. Quizás el alcohol esta circulando a demasiada velocidad por mis venas. Quizás haya más nivel del que estoy acostumbrada a tener y por eso mi estabilidad disminuye al ritmo que poso en la barra el vaso vacío. Me abraza mientras me habla, en ese momento no oigo palabra, solo veo que sus ojos se clavan en los míos y que mi piel arde cuando la suya me roza. Me advierte sobre los pasos que debo seguir. Me ha echo reflexionar. Puede que tenga razón, sí, seguro que la tiene. Mis pulmones se llenan de humo, humo que me era desconocido hace unos días. Quizás sea mejor continuar mañana. Es un nuevo día, me asomo a la ventana. Como cada mañana el caos circula en las calles, coches que pisan el acelerador para no tener que esperar en el semáforo, gentes elevando el tono más de lo normal debido a su estrés, autobuses acogiendo en cada parada....
·La verdad no sé como lo consigues pero haces todo más fácil