
Vivo rodeada de recuerdos. Siento que mi mundo se para. Podría quedarme horas mirando cada rincón de mi habitación. Cada fotografía. Me levanto cada mañana y miro nuestra foto. Sonriente. Precioso, como siempre. Y me digo que quedará menos para volver a vernos y me prometo que todo pronto volverá como meses atrás. Me repito una y otra vez que todo no fue en vano y trato de darme fuerzas, como si esto fuese una terapia, algo que me ayude a seguir caminando hacia delante. Siempre quise dar todo lo que estaba en mi mano, trataba de dejar mis problemas a un lado cuando estaba contigo. En más de una ocasión sentí como algo me presionaba el pecho y apenas me dejaba respirar, pero nunca tuve el valor de mostrarme como la débil que soy ante ti. Pero desde que me dejaste, desde que desapareciste todo es diferente. Te he necesitado demasiadas noches y no estabas. Llegué a sentir que no era yo misma, como si sin quererlo todo a mi alrededor hubiese cambiado ,como si de vivir en el polo norte, de repente me despertase en el sur. O quizás que la que había cambiado era yo, nunca estuve del todo segura. Pero lo que recuerdo e intento olvidar es muchos, demasiados momentos de pánico y ansiedad. Miedo, un miedo indescriptible. Estaba perdida como cual naufrago, me vi en un lugar total mente desconocido y el tiempo pasaba y no me hacía con él, no era capaz de adaptarme del todo. Intente empezar de cero, pero es muy duro.
Ahora siento que navego sola, un poco perdida, pero al menos veo el sol cada día aunque al llegar la noche pase frío y no distinga nada en la oscuridad, trato de acurrucarme y esperar a que amanezca.