Por primera vez en dieciocho años, no quiero cumplirlos. No si no es con la familia. Les quiero a todos a mi alrededor celebrando un año más el cumpleaños de la pequeña de la familia, y no sabéis lo que daría por teneros conmigo este año y al pilar más importante, al abuelo, haciéndome cosquillas en la espalda antes de soplar las velas. Con el mantel de cuadros que no llega sin un manchurrón hasta la tarta( y está comprobado). Ese olor a vela quemada que tanto me gusta. Cerrar los ojos con fuerza y pedir un deseo. Deseo que no solemos recordar años más tarde (o al menos yo y mi querida memoria de pez). Pero este año no se va a cumplir mi deseo. Que es volver años atrás aunque fuese sólo unas horas, volver a casa de la calle Perú, a las comidas familiares. Aquel olor peculiar, a la camarilla, a esos momentos increíbles que querría vivir una y otra vez.
Llevo algunos años celebrando el cumpleaños (si es que se le puede llamar así) como hoy, pero este año es diferente (y no me preguntéis porqué). Supongo que será que con los años voy tomando conciencia de lo importantes que sois todos y cada uno de vosotros ( aunque siempre haya sido la pequeña y no hubiese la misma relación, pero la pequeña también crece).
Estáis en Londres, Nápoles, Granada, Madrid y Almería, y yo en El Ejido... Pero bueno, sólo espero que nos veamos pronto y poder celebrarlo. Os quiero.
(Falta el papis, que siendo el fotógrafo de la familia, como es lógico, estaba haciendo la foto)