Momentos en los que sólo puedes suspirar y tragarte el nudo de la garganta sino quieres morir asfixiada.
Días en los que para sentirme mejor, sería sentir un corazón latir en mis manos, derramando sangre caliente y una botella de tequila barato. También hay más cosas, pero suenan más empalagosas y ñoñas.