¿Por qué mierda no cesa este escalofrío? Me recorre como una montaña rusa, de arriba abajo. Parece una atracción de feria, cada cinco minutos parón, y vuelta a empezar(no olvides el ticket o no podrás montar).
Tú, y tu jodida voz. Cómo acaricias esas cuerdas, gimiendo para ti, sólo como tu quieres que lo hagan. Parezco hipnotizada. ¡Maldita sea! Me agarras de la cintura, invitándome a bailar. Y tu sonrisa a centímetros de mi. Y mi corazón a punto de salir por mi boca( de ahí que apretase los dientes con tanta fuerza).
Perdone, póngame ginebra, que al próximo baile invito yo.
Bienvenidos al baile de máscaras, al desfile de los cuerpos sin alma, la mirada salvaje y la tentación.

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domingo, 24 de noviembre de 2013
Long nights.
miércoles, 20 de noviembre de 2013
Qué bien que con mis dedos note frío y tu calor.
Asómate. Mira. Señalé con mi dedo índice al cristal empañado.
Pasos acelerados, mirada que se pierde en ese caos de cuerpos que van a contra reloj. Empiezo a notar como se va introduciendo el frío por mis dedos, lento, como si lo estuvieran inoculando con agujas oxidadas, parecían comerme las entrañas, hasta que dejé de sentir. Tumulto de gente esperando, el frío intentando adueñarse de esas almas solitarias y yo intentando que explote cada célula, cada tejido, cada órgano de esas gentes y bañen mi ser con ese líquido rojizo y ardiente. Cuando quiero darme cuenta, estoy abrazada a mi pequeña, vino a recogerme a la estación, como en las películas. Reencuentro, noche de noviembre, luna llena, semáforos en rojo, calles interminables, gato que maulla desconsolado, puerta que chirría y un tercero sin ascensor que parecía un quinto. Me desnudo y dejo que me acaricien, el agua fría recorre mi cuerpo casi hasta el punto de dejarlo sin respiración. Mientras tanto cierro los ojos y trato de concentrarme, escuchar lo que hay fuera del baño. Es Batman. Trata de salvar a Gotham y yo, mientras tanto, decidiendo si carmín rojo o no... ¡Estúpida! Cierro los ojos, cuento hasta cinco, y sonrío. Nueva estación. Por mucho que me queje, me gusta el frío. No sentir los dedos que sujetan un vaso y esa sensación de que se va a desplomar en cualquier momento. Caída libre. Rodeada de gente que apenas podías ver por la cantidad de abrigos que soportaban sus cuerpos. El tiempo no hace ni una pausa para ir al baño, ¡maldito sea!
Estaba esperando a la luna y, oscureció. Escuchaba anécdotas mientras un escalofrío recorrió mi médula. Y llegó la hora de mi querida Ginebra. Escuché esa palabra y sin quererlo recité en mi interior,"darling, you can make your life look prety add a little ice and gin" Y sonreí, cual tonta. Era una fecha importante, quizás más que eso, porque no me imagino mi vida sin mi hermano. Sonará cursi, pero es lo más importante que tengo. Bueno, ¿tarta de chocolate? ¿Ginebra? ¿Y las velas? ¡Traed las velas!
Puedes sentirte parte de algo si eres parte de la escena. Cantar a pleno pulmón "You are my wonderwall" con un desconocido. Música alta, no había necesidad de hablar. Almas bailando al ritmo de la música. Agarró mi cintura y me dejé llevar. Cintura, pies y sonrisa, lo demás, ¡qué más da!
Y qué genial,
qué astuto,
qué indecente,
qué maravillosamente oportuno.
El soplo de viento
que aún hizo atrevido
tu olor con el mío.
Y qué manera de perder las formas
y qué forma de perder las maneras.
Ya nada importa,
el mundo ya se acaba no quedará nada.
Disfrutemos de la última cena.
qué astuto,
qué indecente,
qué maravillosamente oportuno.
El soplo de viento
que aún hizo atrevido
tu olor con el mío.
Y qué manera de perder las formas
y qué forma de perder las maneras.
Ya nada importa,
el mundo ya se acaba no quedará nada.
Disfrutemos de la última cena.
Izal( qué bien)
martes, 12 de noviembre de 2013
He vuelto a la ciudad y ahora todo son desfiles.
Odio las carreteras, los tramos rectos, las curvas, los atascos, el viento. Los odio sino hay una buena conversación y esa música de fondo, que te hacen disfrutar hasta del paisaje más inhóspito. Se colapsa la entrada a la ciudad. Coches y coches consumiendo combustible, matando poco a poco nuestro planeta, vistiéndolo de luto, por lo que vendrá. Cláxones y luces que despiertan mi alma. Buscaba encontrar mi hueco, el lugar adecuado para lucir mis andares precedidos por mis botas nuevas, el maquillaje corrido por mis lágrimas saladas y el carmín rojo del que apenas quedaban restos. Había cumplido años, y había roto sueños. Creé decepción, saqué mi instinto asesino y mi lado más psicótico, caminé con las medias rotas y con las manos con restos de sal y limón. Pasee por callejuelas empinadas para sentir el frío y la mejor de las vistas para una noche como la del sábado( aunque no te niego, que otro plan ideal sería ginebra, algún tequila y sus cuerpos conversando, riendo como estúpidos), fui en busca de la Alhambra.
Y como decía Supersubmarina "El paseo de los Tristes alegrar. Si te pones tu a bailar, las estrellas nos alhambran al pasar". Hice la caída libre más perfecta que nunca vi, sin saber aún cómo, el vaso se deslizó como si no hubiese rozamiento ni con mis dedos ni con el aire, algo imposible, claro, la física es la física.
El frío se adosó en mi piel y ya no hay mantas que lo calmen.
Momentos en los que sólo puedes suspirar y tragarte el nudo de la garganta sino quieres morir asfixiada.
Días en los que para sentirme mejor, sería sentir un corazón latir en mis manos, derramando sangre caliente y una botella de tequila barato. También hay más cosas, pero suenan más empalagosas y ñoñas.
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