
En el fondo es una cría, se siente indefensa y sola ante esta jodida sociedad. Sueña con vivir en un lugar donde no existe el no, donde no existe el sufrimiento y donde jamás se ha derramado una lágrima por dolor, solo hay lágrimas cuando no puedes parar de reír o lágrimas de felicidad. Ahora volvamos a al realidad, se siente absurda otro día más, sin saber el porqué de toda esa mierda que la rodea, todo este mal que la hace más fuerte pero le quita las ganas de vivir y la hace ser una cobarde. Se mira al espejo. Tras un rato decide hacer un cambio, poner todo lo que quiere , cambiar lo malo o lo no perfecto, es decir, abre su estuche de maquillaje y empieza la función. Quita esas ojeras que están construidas por el insomnio y por todos los llantos. Se pinta los labios pálidos que el frío hirió y se pinta las pestañas de un negro fúnebre al que acompaña la sonata de un corazón destrozado por el miedo a equivocarse. Intenta exalar en cada pausa todos los malos momentos pasados y futuros e inhalar todo lo bueno que queda por venir, aunque como dije, solo lo intenta. No es que no pueda, es que no sabe que es lo correcto, no lo sabe ninguno de sus componentes, no sabe su corazón que es lo correcto , latir, o no hacerlo, si querer o odiar. Sus pulmones no saben si respirar el humo de su cigarro o expulsar las imperfecciones ,sus ojos no saben si llorar o encogerse a ritmo de carcajadas a la vez que se queda sin vida el resto de su cuerpo. Y su aparato locomotor no sabe si arrojarse al vacío o echar a correr. No saben lo que deben hacer, es un dilema. Una jodida disputa a la que no cree hallar solución.